Aquí vas a encontrar una serie de materiales docentes de diseño propio para que puedas explicar o aprender lo establecido sobre la Revolución Americana en el Bloque C de 3ºESO del Decreto 65/2022 del Currículo de ESO de la Comunidad de Madrid.
Combinando estos materiales podrás generar situaciones de aprendizaje a tu gusto, ya que son complementarios. Personalmente, yo las integro en una metodología de clase invertida con una gamificación estructural de tipo PBL (Las Guerras Clío), empoderando al alumnado y multiplicando los tiempos y espacios de aprendizaje.
Lo primero que vas a encontrar son dos videolecciones, creadas por mí y alojadas en mi canal de Youtube CLIONAUTAS, en la que explico, siguiendo un orden temático y cronológico y con apoyo visual, todo lo referente a la Revolución Americana El formato de videolección es clave en la metodología de flipped classroom , pero, además, es especialmente adecuado para alumnos con estilos de aprendizaje más audiovisuales o con dificultades de comprensión lectora. Por otra parte, el formato vídeo permite su visionado en cualquier dispositivo móvil y permite al alumno aprender en situaciones como el camino al colegio en transporte público o el tiempo de gimnasio. Precisamente para reforzar esta multiplicidad de tiempos y espacios, se adjunta enlace a estas mismas videolecciones en formato podcast, para ser usados en tiempos y espacios en los que no se tiene acceso a vídeo. Las posibilidades de parar, ir hacia adelante o hacia detrás, continuar más tarde, etc permite al alumno dirigir su propio proceso de aprendizaje.
En segundo lugar, encontrarás una presentación interactiva, el que se desarrollan los contenidos con el formato de diapositivas, que incluyen vídeo. Se recomienda especialmente para alumnos con estilos de aprendizaje visuales.
En tercer lugar, tenemos los contenidos desarrollados en un texto expositivo, que sirve de base al resto de situaciones.
En cuarto lugar, un proyecto multidisciplinar destinado al trabajo por competencias.
Y para concluir, una serie de actividades y tareas, junto a un formulario de autoevaluación.
Las imágenes se han obtenido de Wikipedia, excepto indicación expresa.
RESUMEN DE MEDIDAS PARA DUA
Videolección sobre La Revolución Americana: Parte 1 La Guerra de la Independencia. El desarrollo de las colonias inglesas en Norteamérica. Las consecuencias de la Guerra de las 7 Años. La lucha por la Independencia. Aparecen clips para ilustrar la inferioridad en batalla campal del Ejército Continental contra los Casacas Rojas y su recurso a las acciones guerrilleras de hostigamiento, extraídos del film "The Patriot" (2000, Sony Pictures), dirigido por Roland Emmerich.
Videolección sobre el nacimiento de los EEUU (USA). Los congresos de Filadelfia. La Declaración de Independencia. La elaboración de la Constitución. El equilibro de poderes (Checks and Balances). El sistema político americano: funciones del Presidente, del Congreso, del Tribunal Supremo. Los primeros tiempos.
Audiolecciones sobre el tema de la Revolución Americana
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, Inglaterra fue consolidando un imperio colonial en Norteamérica, en dura competencia con Francia y España. Con la primera competía en el norte y en el oeste, a lo largo de las bahía de San Lorenzo y de la cuenca del Mississippi. Con España se competía por la Florida y el acceso al Caribe. A mediados del siglo XVIII, se diferenciaban 13 colonias inglesas en Norteamérica.
Inglaterra, a diferencia de otras potencias coloniales como España, favorecía la inmigración a las colonias de cualquier excedente social: disidentes religiosos y políticos o delincuentes y marginados, lo que contribuyó a que pronto fuesen territorios considerablemente poblados, lo que no ocurría con el imperio francés en Canadá. El extenso territorio norteamericano se integró pronto en la economía británica, con una gran variedad de actividades. Por ejemplo, las colonias del norte, como Massachussets destacaban en sus producciones manufactureras e industriales. Las del centro, como Nueva York o Filadelfia, por su intensa actividad comercial con Europa. En el sur, Georgia o las Carolinas, la explotación en plantaciones de productos tropicales (algodón, tabaco) con mano de obra esclava era la fuente principal de riqueza.
Las victorias inglesas en todas las guerras del siglo XVIII habían contribuido a la prosperidad de las colonias, que se sentían orgullosas del progreso alcanzado. Progreso que para muchos era personal: habían dejado atrás un mundo difícil y habían llegado a una tierra de oportunidades dónde, con su esfuerzo, habían prosperado, rompiendo las barreras sociales, económicas y culturales del Antiguo Régimen, que no existían o eran mucho más ligeras en este “Nuevo Mundo”
De nuevo las potencias europeas se enfrentaban por la hegemonía. Francia había encontrado esta vez poderosos aliados en su lucha contra Inglaterra: Austria, Rusia y España. Inglaterra sólo contaba con la pequeña Prusia. Esta guerra tuvo claramente dos escenarios distintos. Por un lado, el continental, dónde Prusia se defendía gracias a la habilidad de Federico II el Grande del ataque de los tres gigantes continentales, Francia, Austria y Rusia. Tras muchas dificultades, Federico II consiguió, contra toda lógica, resistir y vencer. Por otro lado, había un escenario colonial: Gran Bretaña y Francia luchaban por la supremacía marítima y comercial, intentando arrebatarse mutuamente las colonias, sobre todo en la India y en Norteamérica.
La lucha en las colonias norteamericanas fue muy dura. Los franceses, para compensar su debilidad demográfica, se aliaron con muchas tribus nativas. Para los colonos ingleses, la guerra era simplemente por la superviviencia, ya que era su territorio lo que estaba amenazado por los franceses e indios. Por ello muchos combatieron en la guerra y allí adquirieron, no sólo una gran experiencia militar en la guerra en este escenario, sino un fuerte orgullo de haber sido capaces de luchar y vencer para defender sus tierras.
La victoria final fue para Inglaterra, que arrebataba a Francia todas sus colonias en la India y Norteamérica (el Canadá), que ahora quedaban bajo soberanía británica. Pero este éxito tenía una contrapartida: se habían conseguido enormes territorios, pero la guerra había sido muy cara. La situación financiera de la monarquía inglesa era crítica. La solución por la que se optó fue que pagasen la guerra los que más beneficiados habían salido de ella y menos se podían quejar, al no tener representación en el parlamento: los colonos norteamericanos. Las colonias empezaron a sufrir un fuerte aumento de la presión fiscal. Se crearon nuevos impuestos (Stamp Act, sobre los contratos) y se subieron otros. Se reforzaban los instrumentos del llamado pacto colonial: la metrópoli defendía y ampliaba las colonias a cambio de su servidumbre económica. Evidentemente estas medidas provocaron un fuerte descontento en las colonias, que estallaría violentamente en la década de los setenta del siglo XVIII.
Los abusos fiscales de la Corona acaban provocando diversas acciones de protesta. La más importante se produce en 1773, el Boston Tea Party (“Motín del té de Boston”), en el cual, ciudadanos de esa ciudad, disfrazados de indios, arrojaron al mar un cargamento entero de té, uno de los productos que más había sufrido los aumentos de impuestos.
Esta acción supuso el pistoletazo de salida de la Revolución. Los ingleses enviaron tropas para castigar a los rebeldes en Boston y se produjeron los primeros enfrentamientos armados entre rebeldes y soldados ingleses, a los que llamaban red coats (casacas rojas) por su uniforme.
En 1774, representantes de las 13 colonias se reúnen en Filadelfia en el llamado I Congreso Continental. Allí acuerdan pedir al Gobierno Británico un trato justo igual al de los ingleses de Inglaterra sobre todo en la cuestión fiscal. Como decía Thomas Paine en su panfleto revolucionario Common Sense, “no taxation without representation”, es decir, no se pueden imponer impuestos sin el permiso de los afectados. Si los americanos no estaban representados en el parlamento, no había derecho a que ese parlamento les subiese los impuestos.
La respuesta británica fue el envío de más tropas que se enfrentan a los rebeldes en Boston en la batalla de Bunker Hill en Abril de 1775; es el inicio de la Guerra de la Independencia americana.
Los 3 millones de colonos americanos tienen que improvisar un ejército, para lo que aprovechan la experiencia de los que habían luchado en la Guerra de los Siete Años. El más destacado de los oficiales veteranos era George Washington, que fue nombrado comandante del nuevo Continental Army (“ejército continental”). Este ejército era muy inferior en campo abierto el ejército británico, que, al fin y al cabo, era uno de los mejores del mundo. Pero tenía a su favor el conocimiento del terreno, del que extraía ventaja sorprendiendo a los ingleses en emboscadas, evitando batallas campales y amenazando continuamente con cortar el suministro a las tropas inglesas.
La batalla más importante se produce en 1777 cuando el general Gates derrota a los ingleses en Saratoga. Con esta batalla, los americanos demostraron que podían ganar la guerra. Así que los enemigos de Inglaterra aprovecharon la ocasión para buscar revancha de derrotas anteriores como la de la Guerra de los Siete Años y se unieron a los rebeldes; desde 1778 los patriotas cuentan con el apoyo de Francia y España, apoyo que será decisivo en los años siguientes. Se enviaron soldados profesionales y voluntarios, junto mandos como el Marqués de Lafayette, ferviente defensor de la causa revolucionaria. El español Bernardo de Gálvez consiguió expulsar a los ingleses del Golfo de México, recuperando Florida. También se envió ayuda económica y, sobre todo, se envió apoyo marítimo, con lo que Inglaterra empezó a tener problemas para poder llevar más tropas, ante el acoso de la flota franco-española, que interceptó un valiosísimo convoy de suministro en 1780 que dañó de forma irreversible el despliegue británico. Con esta ayuda los americanos obtienen la victoria en la batalla de Yorktown (1781) en la que se rinde el último ejército inglés al mando del general Cornwallis.
Incapacitada para enviar nuevas tropas, Inglaterra, finalmente reconoce su derrota en 1783 con la Paz de Versalles. Es la primera vez que Inglaterra pierde una guerra en el S.XVIII y le toca, no solo reconocer la Independencia de sus colonias, sino devolver muchos de los territorios que había arrebatado a Francia y España a lo largo del siglo. A España le devuelve Florida, Honduras y Menorca y a Francia le devolvió sus islas caribeñas. No todo son buenas noticias para España y Francia, Francia se arruina con esta guerra, dando comienzo los problemas económicos que acabarán desencadenando la Revolución francesa. España por su parte, ha dado un mal ejemplo a sus propias colonias apoyando un movimiento independentista.
La rebelión americana suponía algo más que la lucha por la Independencia. En realidad suponía romper con todas las estructuras políticas del Antiguo Régimen. La justificación de esta revolución y los principios políticos del primer estado liberal de la Historia se recogen en la Declaración de Independencia del 4 de Julio de 1776, en Filadelfia, dónde representantes de las trece colonias están reunidos en el II Congreso Continental.
A lo largo de 1777, cada una de las colonias, ahora denominadas Estados elabora constituciones propias donde se establecen gobiernos con una clara separación de poderes y donde se reconocen los derechos de los ciudadanos según la ideología liberal. La más significativa fue la de Virginia en 1776, no solo por ser la primera, sino porque está en la base de todas las declaraciones de la historia, incluida la actual declaración de derechos del hombre de las Naciones Unidas. Ésta, al igual que la Declaración de Independencia, fue inspirada por Thomas Jefferson, que llegaría a ser tercer presidente de EE.UU. entre 1800 y 1808.
Tras el tratado de Versalles, no estaba claro si las trece colonias iban a formar un país o trece países, ya que sólo se habían unido para la guerra. Conseguir la fórmula política para resolver este problema fue una larga tarea, ya que algunos eran partidarios de formar un gran estado centralizado y otros querían mantener al máximo la independencia de cada uno de los trece estados.
A los primeros se les llamaba federalistas y a los segundos republicanos, aunque más tarde cambiarán el nombre por demócratas. Finalmente, en 1787 se consigue dar solución a este problema, con la elaboración de la Constitución de los Estados Unidos de América.
La Constitución de los EE.UU. de América consta de sólo siete artículos, más una Declaración de Derechos (Bill of Rights) que añade diez “enmiendas” y, hasta hoy, diecisiete enmiendas más, hasta un total de 27. Las enmiendas pretenden “actualizar” la Constitución para adaptarla a circunstancias sociales y políticas cambiantes, como la abolición de la esclavitud o el voto femenino
El éxito de esta constitución, en vigor más de doscientos años después, se basa en su sistema de “Checks and Balances” (“controles y equilibrios”). Esta clave del sistema liberal establece que todo poder está controlado por el resto de los poderes, impidiéndose así cualquier abuso por parte de ninguno. Este sistema funciona en dos niveles:
El poder queda dividido, siguiendo las propuestas de John Locke. Se establece un poder ejecutivo, un poder legislativo y un poder judicial. Estos tres poderes se controlan mutuamente. Por ejemplo, el poder legislativo crea leyes pero el presidente puede vetar una ley que considere abusiva. A su vez el legislativo crea leyes que delimitan la acción del presidente. El presidente nombra al tribunal supremo pero a su vez el tribunal supremo puede anular mandatos del presidente. Veamos los tres poderes más en detalle
Poder Ejecutivo: Estará en manos del Presidente, que es elegido por los electores cada cuatro años. El Presidente tiene a su cargo la acción de gobierno y, para ello, está asistido por un gabinete integrado por secretarios (no ministros, como en la tradición europea). Tiene poder de veto sobre las leyes que emita el Congreso y nombra a los jueces del Tribunal Supremo, aunque no lo puede remover, ya que son vitalicios. También es el jefe supremo de las fuerzas armadas
Poder Legislativo: Lo ostenta el Congreso. Este congreso es bicameral, es decir, está dividido en dos cámaras. Los parlamentos bicamerales aparecieron en Inglaterra y sirven para que una cámara controle a la otra: así, el parlamento británico se componía de una cámara alta (lores), formada por la nobleza y otra baja (comunes), que era la que representaba a la burguesía y la baja nobleza. Los lores servían así de freno de la cámara baja. En EE.UU copian este sistema. Se divide en Cámara de Representantes (la cámara baja, en la que el número de congresistas es proporcional a la población de cada estado) y en Senado (la cámara alta: en ella, cada estado tiene dos senadores, independientemente de su tamaño. Con ello se consigue un método para que los estados grandes no abusen de los pequeños). El legislativo crea las leyes, entre ellas la más importante: la de presupuestos, dónde asigna los ingresos y los gastos del gobierno y del estado, con lo que se controla al ejecutivo.
Poder Judicial: En manos del Tribunal Supremo, que se encarga de vigilar que los demás poderes cumplan la Constitución y el resto de las leyes. Sus miembros son vitalicios y elegidos por el Presidente cuando se produce una vacante.
El sistema de equilibrios se complementa a nivel territorial, al existir un “Gobierno Central” de todos, llamado Gobierno Federal y el gobierno de cada estado. Cada uno tiene sus competencias propias y medios para evitar que el otro abuse. Los estados tienen su propia constitución que establece a su vez un sistema de división de poderes entre Ejecutivo, en manos del Gobernador, un Congreso del estado y un Tribunal del estado, repitiéndose el sistema de división de poderes.
George Washington, que gobernó durante dos mandatos de (1789-1797) fue el primer presidente de EE.UU tras ser aprobada la Constitución. Le sucedió John Adams (1797-1801). Durante su mandato se inauguró la nueva capital, Washington D.C, sustituyendo a la que había hasta entonces, Filadelfia. El tercer presidente fue Tomas Jefferson (1801-1809).
PREÁMBULO DE LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA
Cuando en el curso de los acontecimientos humanos, se hace necesario para un pueblo romper los vínculos políticos que lo unían con otro, para asumir entre las potencias de la tierra, el status separado e igual a que es acreedor por las Leyes de Dios y la Naturaleza, un solemne respeto por las opiniones de la Humanidad requiere que se declaren las causas que le llevan a esa separación.
Sostenemos como evidentes en sí mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad y su felicidad……….
Contesta a las siguientes preguntas sobre el preámbulo de la Declaración de Independencia
LA CONSTITUCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
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